Ayer, 22 de octubre, se disputó uno de
los partidos más llamativos y trascendentales de la tercera jornada
de la Champions League, el que enfrentó al Arsenal con el Borussia
Dortmund en Londres.
El partido del Emirates Stadium tenía
22 protagonistas, los elegidos por los entrenadores para saltar al
terreno de juego y decidir qué equipo se quedaba con los tres
puntos. No obstante, uno de ellos había esperado con especial
emoción el encuentro, ya que se enfrentaban el equipo que le vio
crecer (Borussia Dortmund), y el equipo que le vio madurar (Arsenal).
Ya han sido suficientes las pistas para desvelar el nombre del
futbolista, como no, Tomas Rosicky. El checo tiene en su mente tantos
recuerdos del conjunto alemán como del inglés, ya que han sido los
dos clubes en los que ha desarrollado su carrera.

El joven futbolista tiene claro que
quiere fichar por un equipoganador, pero que le ofrezca contar con
minutos. Estas condiciones las cumplía el Borussia Dortmund,
conjunto que había sumado numerosos éxitos en la segunda mitad de
los 90, como la victoria en la Champions de 1997. Rosicky llega al
club de Westfalia a en enero de 2001 para ser el buque insignia del
proyecto.
En el verano de ese mismo año el
Borussia ficha al compatriota de Rosicky, el delantero Jan Koller. La
temporada fue un éxito y ganan la Bundesliga 2001-2002. Este título
devolvió la ilusión a los de Dortmund, pero la situación económica
de la entidad iba a cambiar, y consecuentemente la deportiva. Las
siguientes campañas, el BVB iba a rubricar un papel más que
discreto en la Bundesliga, quedándose lejos de los puestos europeos.
En estos momentos Rosicky, afectado además por la marcha en junio de
2004 del entrenador Matthias Sammer, cree que juega para un club que
no satisface sus pretensiones deportivas y comienza a pensar en una
salida.
Rosicky abandonó el Borussia en mayo
de 2006, con 25 años. El “pequeño Mozart”, como se le conocía,
estaba llamado a ser uno de los grandes futbolistas de comienzos del
Siglo XXI, por lo que la decadencia del club de la Cuenca del Ruhr le
hizo cambiar de aires con el fin de aumentar su palmarés. Media
Europa negociaba su fichaje, pero finalmente fue el Arsenal quien se
hizo con sus servicios.
Los londinenses había sido finalistas
de la Champions, la famosa final de París contra el FC Barcelona en
2006, y en 2004 y 2005 habían logrado alzarse con varios títulos
domésticos (Premier League, como invicto, FA Cup y Community
Shield). Además, Robert Pirés había hecho las maletas para jugar
en el Villarreal, por lo que Wenger necesitaba un sustituto. El
elegido fue Rosicky, un deseo del entrenador francés de hacía años.
Por fin pudo ficharlo, eso sí, pagando cerca de 12 millones de
euros.
Sin embargo, la mala suerte persiguió
al checo. El Arsenal, desde su llegada, no ha logrado ni un solo
título, entrando en una época, como la que atravesaba el Dortmund,
de decadencia. Hay que añadir que, a pesar de su buena primera
temporada, las lesiones comenzaron a maltratar a Rosicky, por lo que
no jugaba con frecuencia.
Desde entonces Rosicky ha ido perdiendo
protagonismo progresivamente en el panorama internacional del fútbol,
aunque todavía su nombre es reconocido por la gran mayoría de los
aficionados.
Nunca llegó a cumplir las expectativas
que despertó al iniciar su carrera ni cuando fue contratado por el
Arsenal, pero ayer, a sus 33 años, Wenger le necesitaba, y jugó un
buen partido contra “su Dortmund”.
Wenger, con la baja de Flamini, decidió
colocar a Ramsey y Arteta en el mediocentro, y a Özil y Wilshere en
las bandas. Podría haber jugado Cazorla en la posición en la que lo
hizo Rosicky, la mediapunta, pero el técnico galo otorgó la
confianza al checo, que, como siempre, tenía la labor de conectar el
ataque del equipo, hacer fluir su fútbol ofensivo.
Así, Rosicky saltó al terreno de
juego entre emociones dispares, pero con el escudo del Arsenal en el
pecho. El partido comenzó con el Borussia apretando al Arsenal, que
no se encontraba cómodo en el campo. El juego no fluía, y los
futbolistas de ataque, entre ellos Rosicky, no se asociaban. Con este
panorama llega el minuto 24 y con ello el gol que adelanta a los
visitantes. Ramsey pierde la pelota en el borde de su propia área y
Mkhitarhyan, con espacio, no perdona y dispara suave al palo derecho
de la portería de Szcezny.

En el mejor momento de los londinenses,
que habían metido al Borussia dentro de su propia área, llega un
balón rechazado por la defensa a la frontal del área. Rosicky baja
la pelota con el pecho orientándose el balón para chutar con su
pierna izquierda. El checo dispara potente y colocado a la madera
izquierda, pero se topa con un defensa visitante que desvía el tiro.
Era el minuto 37 y había sido la mejor oportunidad del Arsenal en la
primera parte, hasta que 3 minutos más tarde Giroud firma el gol del
empate.
Comienza el segundo tiempo y ya en el
minuto 50, Rosicky ve una tarjeta amarilla por una falta sobre
Mhkitaryan. Llegó tarde y arrolló al armenio en el centro del
campo. La cartulina fue merecida.
El partido transcurrió con un ritmo
muy alto, pero Rosicky supo aguantarlo, en parte, por el dominio
“gunner”, gracias al que no tenía que desgastarse tanto en
defensa. El 7 del Arsenal (número que luce desde su llegada)
continuó moviéndose, con sus típicos amagos, y conectando con sus
compañeros. La entrada de Cazorla en el terreno de juego modificó
la posición de Rosicky en el campo, retrasándola unos metros. El
fútbol ofensivo del Arsenal fluía con facilidad, por la gran
cantidad de futbolistas de talento que se encontraban sobre el
césped, mientras Rosicky cumplía su función de distribuir.
A pesar de que el Arsenal mejoró en la
segunda mitad, los visitantes aprovecharon su oportunidad, y
Lewandowski, acostumbrado a marcar en las grandes citas, puso por
delante a los alemanes gracias a un fallo defensivo.
Finalmente, en el minuto 88 nuestro
protagonista, Rosicky, fue sustituido por Gnabry, pero demostró que
le queda físico y calidad para rato. La valoración del encuentro la
da la afición congregada en el Emirates. Tanto ingleses como
alemanes ovacionaron el trabajo de “el pequeño Mozart”, y
brindaron un bonito homenaje a uno de esos jugadores que son tan
difíciles de encontrar, por su imaginación desmedida con un balón
en los pies.
A pesar del buen encuentro de Rosicky y
del dominio “gunner” en la mayor parte del encuentro, el Dortmund
hizo su tarea, lo que mejor sabe hacer, aguantar y salir velozmente
al ataque. Así, dos despistes condenaron a los locales. El resultado
final fue de Arsenal 1-2 Borussia Dortmund.
El pasado de Rosicky venció a su
presente, pero él cumplió ante ambos. Su contrato con el Arsenal
finaliza en el verano de 2014: ¿tendrá un nuevo destino en un
futuro próximo? Parece que Wenger cuenta con él.
Con todo, al final del choque Rosicky
recibió el cariño de uno de sus excompañeros y amigos en Dortmund,
el portero Weidenfeller. El abrazo entre los dos veteranos
futbolistas fue, sin duda, la imagen más emotiva del partido.
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