Me alegro al ver que los periódicos deportivos se hacen eco de aquella final de Wembley de 1992. De aquel cañonazo de Koeman en la prórroga. De aquella magistral plantilla dirigida por Cruyff. Sin embargo, el FC Barcelona tuvo otro gran protagonista, aunque no en el césped.
19 de mayo de 1992. Este mismo año se disputaban los JJOO de Barcelona y, como en la actualidad, EEUU presentaría su candidatura al oro en basket con un equipo de los sueños (dream team), como se le denominó. Esta era la presentación de un conjunto formado por, entre otros, Patrick Ewing, Scottie Pippen o Michael Jordan. Por aquel entonces, por las oficinas de Can Barza andaba un hombre sin igual, de los que te acuerdas toda la vida, el señor Joan Gaspart, quien no dudo afirmar la noche anterior a la final contra la Sampdoria que el verdadero dream team era el Barza, de aquí el subnombre de aquel grupo de jugadores.
Aquí no quedó la anécdota del que era vicepresidente blaugrana. Después de acuñar un término que quedará para siempre en la memoria de los culés, declaró que si el Barcelona ganaba el partido, él se iba al Támesis.
20 de mayo de 1992. La Samp de Macini, Cerezo y Vialli no pueden con el Barza que se lleva su primera Copa de Europa y la más costosa de su historia hasta hoy. Por la noche, un grupo de personas encabezado por Joan Gaspart Solves se bañaría, en calzones y con un frío que estremecía a la mismísima diosa Cíbeles, en un río de 340 km conocido como el Támesis, y no es que lo diga yo, hay fotografías. Eso es un hombre de palabra.
Ya sabemos que ese baño no fue una bendición para Gaspart, pues su camino en la presidencia del club catalán fue más bien oscuro.
Hoy yo me pregunto: ¿Estará algún directivo del Barza, Rossel por ejemplo, a la altura de Joan? Wembley dictará la sentencia.
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