He de confesar que, como la mayoría de los aficionados al fútbol, me siento más atraído por un estilo de fútbol ofensivo y de combinación. Además, los jugadores talentosos, técnicos, mágicos son los que me llaman la atención. Sin embargo, entre todos mis jugadores favoritos hay uno que no comparte cualidades con el resto. Entre los Cassano, Bergkamp, o Roberto Baggio destaca la presencia de Ángelo Di Livio, uno de esos futbolistas a los que Enric González ha denominado ``+1´´.
En su libro ``Historias del Calcio´´, Enric González habla del 10+1 en el fútbol italiano. Para él esa táctica consiste en ``diez que juegan al fútbol, y otro que también, pero no tanto´´ Entre los catalogados como +1 Enric ensalza la figura de Di Livio, ``el mejor más uno de los últimos 20 años´´. Pero, ¿Qué es un más uno?
Pues un jugador que suele colocarse en el centro del campo, que lucha todos los balones, defiende con contundencia, muestra carácter, roba el balón o la pierna del contrario, da equilibrio al equipo, cubre espacios, pero que carece de técnica y toque de balón, así era Ángelo Di Livio, ``il soldadito´´.
Comenzó a jugar al fútbol en el equipo de su barrio, para luego pasar a las categorías inferiores de la Roma, su ciudad natal. Debido a la falta de minutos en el equipo gialorossi, fue cedido, primero a la Reggiana (1985-1986), luego a la Nocerina (1986-1987), y traspasado al Perugia (87-89) y, posteriormente, al Padoa (89-93).
Las 4 temporadas del soldadito en Padoa no pasaron desapercibidas para el técnico de la Juventus de Turín, Giovanni Trapattoni, que apostaría por el romano, por aquel entonces de 27 años, como nueva pieza de la Vecchia Signora. El tren pasó para Di Livio y no lo desaprovechó. Se dedicó en cuerpo y alma a defender el escudo de la Juve durante las 6 campañas que vistió la camisa bianconera. Los Del Piero o Zidane se dedicaban exclusivamente a hacer magia con el balón, el soldadito, como su apodo indica, hacía el trabajo sucio. Entre sus éxitos, destacan 3 scudettos (94-95, 96-97 y 97-98), dos supercopas de Italia (95 y 97), una Copa de Italia (94-95), una Copa Intercontinental (1996) y una Copa de Europa (95-96). Así, se hizo un nombre en el mundo del fútbol y en la historia del club turinés.
En el verano de 1999, Trapattoni ocupaba el banquillo de la Fiorentina, y a sabiendas del rendimiento de Di Livio se hizo con sus servicios. En Florencia logró una Copa de Italia en la temporada 2000-2001, compartiendo vestuario con Batistuta o Rui Costa. No obstante, a finales de la temporada 2001-2002, tras el descenso a la Serie B, la Fiorentina cae en bancarrota y el club es descendido a la Serie C2 (3º división española). Todos los jugadores se marchan, menos Di Livio, que había sido el capitán viola la campaña del descenso y no dejaría solo al equipo. Se rebajó en sueldo en un 80% y firmó su contrato dos meses después de disputar el Mundial de Corea y Japón 2002. Según sus palabras, lo hizo ``por amor a Florencia´´.
Con un nuevo reto por delante, Di Livio comandaba a un conjunto que consiguió ascender a la Serie C1 en la primera temporada (2002-2003). La AFC Fiorentina pasaría directamente a la Serie B debido a las irregularidades y a un cambio en el sistema de competición. Entonces, se obró el milagro, tan solo 2 campañas más tarde el club florentino volvería a la Serie A. Di Livio seguiría siendo el héroe de la hinchada viola hasta su retirada en 2005 (con 35 años), tras mantener a su equipo en la máxima categoría milagrosamente.
Por su trabajo en la cancha, el soldadito era un habitual de la selección italiana, con la que llegó a disputar 40 encuentros, incluyendo la Eurocopa del 96 y 2000 (subcampeonato), y el Mundial de Francia 98 y Corea y Japón 2002.
Hoy en día trabaja en su Roma natal, entrenando a los juveniles del AS Roma. Ángelo Di Livio, siempre estará en la memoria de los tiffosi italianos y en la mía. El mejor +1 de todos los tiempos, un tipo de futbolista en extinción.
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