Hacemos una llamada a la historia. Llega la gran noche, Argentina no dormirá hasta el pitido final. La albiceleste recibe en su terreno a la peligrosa Uruguay de Luis Suárez y Forlán. Pero la selección Argentina es la gran favorita juegue contra quien juegue, principalmente porque juegan en casa, tienen un ataque de vértigo, y al mejor jugador del mundo, Leo Messi, que ha vuelto a enamorar. Batista tendrá que sacar a los once que mejoraron la imagen argentina ante Costa Rica.
Ambas selecciones sabían que la vencedora se enfrentaría a Perú en semifinales, un conjunto, en principio, más débil que cualquiera de ambos equipos.
Con el himno argentino por megafonía la pasión se desató en todo el país, jóvenes y mayores soltaban lágrimas de cariño hacia su selección, esperando que no les decepcionase ante una cita histórica de este calibre.
En el Estanislao López de Santa Fe los seleccionadores sacarían al césped los siguientes onces.
Empezaba eléctrico el partido, con un juego agresivo por parte de los uruguayos y on una llegada de Argentina que terminó con un disparo de Higüían en las manos de Muslera.
A los 5 minutos del partido ocurre lo inesperado. Falta para Uruguay casi en el centro del campo que votaba Forlán. Cáceres gana el salto a su marcador y envía un cabezazo a la portería que despeja blando Romero, y Pérez llegando solo desde atrás de plancha sólo tiene que empujar la pelota que atraviesa la línea de gol. Enmudecía la Argentina. Se hizo patente las debilidades defensivas de Argentina.
Si Argentina tiene que ser un conjunto ofensivo tenía más de 85 minutos para hacerlo más que nunca y voltear el resultado. Por su parte, Uruguay podía meter una muralla en defensa y salir a la contra aprovechando la velocidad de Luis Suárez y Forlán.
La albiceleste lo intentaba, tocando el balón, combinando sin prisa, buscando la mejor opción de ataque, pero no la encontraba y Uruguay despejaba fácilmente.
Una jugada individual al cuarto de hora del Kun Agüero pudo acabar en gol, pero el delantero del Atlético de Madrid tardó en pasar el balón y termino por escorarse y regalarle la pelota a Muslera.
Dos minutos más tarde, una recuperación rápida de Milito acaba en las botas de Messi, que tras unos gambeteos lanza un pase medido a la espaldad de la defensa charrúa que Higüían remató con un cabezazo picado al fondo de las mallas. No tardaba en empatar la albiceleste y empezaba de nuevo el partido.
Tras el empate Tabárez tuvo que dar entrada a Scotti por Victorino, con molestias.
Messi andaba a sus anchas por el terreno de juego y sus compañeros lo buscaban siempre a él. Así, el jugador blaugrana era el que comandaba los ataques albicelestes y se encontraba de nuevo con su público, que coreaba su nombre. A los 25 minutos ya pudimos escuchar los olés de los aficionados ante las combinaciones de los pupilos de Batista que pasaban y pasaban buscando el gol. Argentina, y Messi, mostraban su mejor cara. Por otro lado, Uruguay reculaba con los ataques argentinos, siendo incapaz de crear ocasiones en ataque. La intención clara de Tabárez es que su equipo juegue a la contra. Además, no dudaban en emplearse con dureza.
A la media hora, Messi lanza una falta escorada a la derecha que contacta en la cabeza de Higüaín, que marco gol, pero el delantero del Madrid estaba en fuera de juego. Sin embargo, la albiceleste estaba enchufadísima.
El colegiado Carlos Amarilla, había mostrado tarjetas amarillas a Zabaleta y a Rodríguez ,Cáceres, y Diego Pérez, el encargado de parar a Messi.
Otro gol anulado llegó en el minuto 35, esta vez por parte uruguaya. De nuevo, mostrando su superioridad en altura, los jugadores charrúas ganan el salto en un tiro libre. Fue Lugano que cabeceó bombeado al larguero de Romero, después de varios rechaces Cáceres logra el gol, pero ya había sido invalidada la jugada. Argentina ya sabía que no debía de ceder faltas.
Llegando al final del primer tiempo llega un momento clave del encuentro, la expulsión de Diego Pérez, un hombre importante en el mediocampo, al intentar evitar la contra de la albiceleste. El partido se endurecía claramente provocado por la superioridad individual de los jugadores locales que obligaba e los uruguayos a emplearse con dureza.
A punto estuvo de irse Uruguay con ventaja en el marcador a los vestuarios con un cabezazo de Lugano al larguero.
Se acababa la primera parte, con empate a uno, en la que Argentina había combinado correctamente y Uruguay había ganado todos los saltos.
La albiceleste salía del vestuario tocando el balón con tranquilidad, a sabiendas que su gol estaría por llegar, mientras que Uruguay se encomendaba a la calidad de sus delanteros y a los ataques rápidos.
Figura a destacar durante todo el partido era la del lateral derecho argentino Zabaleta, quien se incorporaba al ataque aprovechando el espacio que dejaba Leo Messi al internarse desde la derecha al centro. Ese carril derecho que ocupaba Zabaleta era una de las mejores opciones de ataque de Argentina.
Llegamos a los 15 minutos de la segunda parte y ni el combinado argentino, ni la celeste tenían ocasiones clara aunque los organizadores del torneo daban mayor sensación de peligro. Agüero y Messi buscaban el desempate pero débilmente.
Entrando en los últimos 20 minutos reglamentarios, los anfitriones sabían que tenían que resolver el encuentro antes del minuto 90 para que en el tiempo extra no apareciera el fantasma de los penaltis. Por ello, para buscar el gol de la victoria Batista daba entrada a Pastore por Di María.
Argentina se echaba cada vez más arriba de Uruguay y en el minuto 32 Messi dio un pase a Higüaín que a la altura del punto de penalti recibió, se giro y disparó, pero Muslera, bien colocado, rechazó el tiro. La siguiente jugada tuvo que ser Romero quien desbaratase la oportunidad charrúa.
La afición y los jugadores albiceleste compartían desesperación al ver que se avecinaba el final. Un murmullo recorría la grada cada vez que se perdía un balón. Para dar una chispa al encuentro, Agüero se fue al banco para que Tévez ocupara su lugar.
El meta Muslera estaba poniendo en apuros a los delanteros mostrándose muy seguro, sin dar opción a segunda jugada, y con reflejos.
Lugano volvió a rematar un tiro libre cuando se cumplía el minuto 40, pero se fue por encima del larguero. La Argentina no estaba sabiendo aprovechar su superioridad numérica hasta que se igualó con la expulsión de Mascherano por doble amonestación.
Argentina tuvo su gol cuando en el 45’ le hacen falta a Messi en la frontal. Tévez lanza el tiro libre y cuando iba a entrar el balón Muslera desvía con los pies. La suerte o estaba del lado albiceleste.
También la tuvo la celeste justo antes que el colegiado pitara el final. Luis Suárez estaba escorado y puso un balón a la cabeza de Forlán, que no estaba en posición de hacer un buen remate.
Se cumplió el tiempo reglamentario, en el que Uruguay contrastó la calidad individual de Argentina con mucha lucha, físico, dureza y competitividad al 100%.
La prórroga sería un mini partido de media hora de equipos de 10 jugadores.
Ambas selecciones empezaban teniendo algunas oportunidades pero Uruguay cerraba a Argentina y los charrúas no llegaban al ataque con suficientes efectivos.
Batista tuvo que realizar el último cambio por la lesión de Gago, que salio por Biglia.
En el 13’ fue Higüaín quien puso el miedo en las carnes uruguayas cuando desde dentro del área, ligeramente hacia el lado izquierda, mandó un tiro al palo que cubría el portero uruguayo. La noche todavía no iba a terminar.
Se agotaban los primeros 15 minutos del alargue y Argentina no era capaz de perforar la portería de Muslera. Además, flaqueaban las fuerzas y la clave estaba en una genialidad individual.
Sin descanso se entraba en el último cuarto de hora. Los argentinos eran conocedores que Uruguay en los penaltis tendría muchas posibilidades y que había que matar el partido en el tiempo que quedaba. Por el lado contrario, Tabárez sabía que, tras ver el desarrollo del partido, los penaltis eran un premio, pero también contaba con que alguno de sus delanteros pudiera deshacer el empate. Ello estuvo apunto de conseguirlo Forlán y Messi, pero uno tiro desviado y el disparo del otro fue atajado por la estrella del encuentro, Muslera.
Tabárez daba entrada a Eguren por Álvaro Pereira, quien disputó un encuentro completísimo en el centro del campo y tuvo un desgaste físico impresionante.
Higüaín y Pastore volvían a tener oportunidades pero ahí volvió a estar el portero charrúa para evitar los goles.
Se acababa el alargue y habría que disputar una tanda de penaltis para conocer al rival de Perú en semifinales. Seguramente que ningún argentino esperaba llegar a esta situación. Respecto a los portero, parece que es mejor guardameta Muslera que Romero, además, el uruguayo tuvo una gran noche, a la que le quedaba poner la guinda.
La tanda la comenzaba Messi, que marcó engañando totalmente a Muslera, que se lanzó a la derecha y el disparo fue al lado contrario.
Luego fue Forlán que definió al medio de a portería, mientras Romero se votó a la derecha.
Burdisso era el siguiente. El central disparó a la izquierda del portero, al mismo lado donde se lanzó el meta, pero más abajo.
Luis Suárez marcó también, igual que Burdisso, pero por el lado contrario, siendo idéntica la estirada del portero.
El primero que erró un penalti fue Tévez, ya que Muslera le adivinó su lanzamiento a la derecha.
Scotti, casi sin carrera, demostró temple y chutó a la izquierda raso, engañando a Romero.
Pastore empató para la albiceleste, aunque casi lo falla.
Gargano tampoco fallaba.
El próximo era Higüaín, si fallaba Argentina quedaba fuera. Pero tiro fuerte y tras tocar en el larguero entró la pelota.
Cáceres al meter el penalti decisivo daba el pase a Uruguay y eliminaba a la anfitriona y favorita Argentina.
Perú se enfrentará a Uruguay el martes en el Estadio de la Plata.
Realmente fue un partido que valdrá la pena recordar.