A lo largo de mis casi 19 años de vida he presenciado grandes partidos de fútbol que, por diferentes motivos, pasarán a los anales de la historia del deporte rey. Entre ellos puedo destacar algunos como la final de la Champions del 99, con la remontada del ManU sobre el Bayern, las finales de la Eurocopa y el Mundial de España o, más recientes, el 9-0 del PSV al Feyenoord, ``el alcorconazo´´ o la final de Hamburgo en la que el Atleti ganó la Europa League. Sin embargo, este fin de semana pude añadir un encuentro más a mi larga lista de partidos, el Manchester United 1-6 Manchester City, el set de Manchester.

Lo que Mario no se esperaba era que el resultado del choque significaría la peor derrota del United en casa desde hace 56 años, cuando los celestes ganaron 0-5.
Lo que si podemos asegurar es que el jeque ha invertido el dinero correctamente y la maquina, tras varias temporadas engrasándose, está empezando a funcionar, los futbolistas conectan, la plantilla está compensada y se ha conformado un verdadero equipo a gusto del técnico. Aunque a algunos no les parezca ético construir plantillas a base de talonario, la verdad es que el City es líder en solitario (a 5 del ManU) y se consolida como candidato al título de liga.
Además, en estos momentos Mancini cuenta con varios futbolistas que son de los más en forma del continente, como Agüero, Dzeko o, como no, el canario David Silva que está dando un recital de juego y asistencias desde el comienzo de la temporada. No es de extrañar que los aficionados comenten: ``Para qué queremos a Messi si tenemos a Silva´´

Pero, ¿Qué es lo que más duele en la afición rojilla, que la derrota haya sido en tu propio campo, que no se haya mostrado capacidad de reacción, o que se demostrara el mayor potencial del vecino? Por lo que me comentan desde Manchester, es la actitud de los jugadores.
Pues por lo visto, al que no parece haberle afectado mucho la derrota es a uno de los estandartes de la plantilla de los Red Devils, Wayne Rooney, que fue cazado de fiesta con jugadores del City tras el partido. Quizás Rooney piensa ahora que tenía que haber cambiado de bando, corriente que parece generalizarse en toda la ciudad. Algo está cambiando en Manchester.
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